Entre las lecciones que hemos aprendido, encontramos que una organización saludable es la que promueve más allá de la formación el aprendizaje de sus empleados, con ellos se dota al colaborador de una empleabilidad que le permite moverse con éxito en el mercado empresarial. Otra de ellas es que reducen las tareas repetitivas y monótonas, que tanto riesgo psicosocial puede ocasionar, ésto se traduce en que generan ambientes más creativos e innovadores.

Dar instrucciones concretas a los trabajadores es fundamental dentro de cualquier organización saludable, así ambas partes (colaborador y empresa) conocerán las expectativas que se espera de ellos. Promueven lo que en prevención denominan ergonomía participativa, que se trata de promover la participación, con lo que consiguen mejorar los procesos. Consiguen crear entornos de trabajo saludable, espacios necesarios para compartir desde la distensión.

Otra de las claves importantes de las organizaciones saludables es que fomentan la comunicación franca y sincera, cuando la comunicación en el 1.0 es sincera y real, también lo conseguiremos en el 2.0. Son organizaciones saludables porque son organizaciones seguras. Tan sólo el 39% de las empresas en España, gestiona la conciliación. Juan Pablo Riesgo (Secretario de Estado de Empleo) nos comenta que «Cuidar el bienestar emocional y físico de los trabajadores forma parte de una nueva cultura de trabajo».

Promueven  el deporte, la buena alimentación entre sus empleados, por ejemplo se promueve el uso de la bici entre sus trabajadores, porque saben que esto impacta en un equilibrio emocional.

“Trabajadores más sanos, motivados y satisfechos consiguen empresas 10, empresas que son excelentes con resultados extraordinarios porque tienen empleados más saludables, más motivados”.